miércoles, 5 de diciembre de 2012

Investigo:Dos especies en peligro extinción


Los Delfines en peligro de extinción por la pesca destructiva
El barco de Greenpeace MV Esperanza parte mañana para investigar durante cinco semanas las muertes de delfines en aguas europeas por la pesca de arrastre
/noticias.info/ El barco de Greenpeace MV Esperanza parte mañana para investigar durante cinco semanas las muertes de delfines en aguas europeas por la pesca de arrastre. La organización estima que unos 10.000 delfines y marsopas mueren en artes de pesca en esta región cada año. La próxima semana Greenpeace presentará un informe en Galicia en el que sacará a la luz las implicaciones de la flota española. Las poblaciones de delfines y marsopas en aguas comunitarias pueden ser llevadas a la extinción por las prácticas pesqueras destructivas, según un informe presentado hoy por Greenpeace y la Sociedad para la Conservación de Ballenas y Delfines. El informe, titulado El efecto red (The Net Effect), muestra que la pesca con enormes redes, a menudo con una boca del tamaño de dos campos de fútbol, y arrastradas por dos buques a la vez, está provocando la muerte de miles de delfines cada año. En el caso de especies como el delfín común está cifra puede representar la muerte del 5% de su población cada año. Los científicos consideran que la pérdida anual de tan sólo el 1% de una población constituye una amenaza para la viabilidad de una especie. El declive de las poblaciones de delfines y marsopas tendrá un efecto desconocido en los ecosistemas marinos. Cada invierno cientos de delfines y marsopas muertos llegan a las playas británicas y francesas. Estos son tan sólo una parte de los miles de animales que mueren en el mar y no llegan a las playas. Se estima que unos 10.000 delfines y marsopas mueren en artes de pesca en esta región cada año. El "arrastre pelágico", arte de pesca empleado para la captura de lubina, jurelo, caballa, merluza y bonito en verano, están amenazando particularmente a los delfines comunes y a los delfines listados, pero también afecta a otras especies, como delfines mulares y a calderones. Buques pesqueros británicos, franceses, irlandeses, holandeses, daneses y españoles que faenan en el Canal de la Mancha, el Golfo de Bizkaia y el Mar Céltico se encuentran entre los responsables de este problema. El barco de Greenpeace MV Esperanza partirá mañana de Londres para investigar durante cinco semanas las pesquerías identificadas como responsables de estas capturas insostenibles de delfines. Junto con la tripulación de Greenpeace estarán en el barco expertos de la Sociedad para la Conservación de Ballenas y Delfines. "Los Estados Miembros de la Unión Europea tienen la obligación de proteger las poblaciones de delfines y marsopas. La Directiva Hábitats los obliga a hacer un seguimiento de las capturas accidentales de cetáceos y a asegurar que la actividad pesquera no tenga un efecto negativo sobre sus poblaciones, obligación que, claramente, no están cumpliendo", ha declarado Sebastián Losada, responsable de la campaña de pesca de Greenpeace. Una tras otra, las pesquerías europeas muestran evidentes signos de agotamiento. El declive de las poblaciones de cetáceos en nuestras aguas es un signo más de una crisis pesquera que los Gobiernos y la propia industria se niegan a afrontar. "El uso de prácticas pesqueras destructivas y el enorme esfuerzo pesquero existente en aguas comunitarias, muy por encima de los niveles sostenibles, son la raíz del problema. Greenpeace demanda que las reducciones de flota afecten en primer lugar a aquellos sectores con mayor impacto sobre la biodiversidad", añadió Losada. La captura accidental en artes de pesca de delfines, marsopas y otras especies marinas es considerada globalmente como uno de los más graves problemas que enfrenta la biodiversidad marina. Se calcula que unas 300.000 ballenas, marsopas y delfines mueren cada año por este motivo. Globalmente, se estima que un 23% de las capturas es devuelta, sin vida, al mar.








Criaturas misteriosas:
Habitan en mares de aguas templadas a lo largo y ancho del mundo. Pueden llegar a medir 8,4 metros, y pesar alrededor de ¡1.400 kilos!. Aún en muchos aspectos es una total desconocida para el hombre... de hecho es muy probable que sean las criaturas más misteriosas del océano.
Posee un método de defensa muy particular, el cual consiste en un aguijón venenoso ubicado en el primer tercio de la cola. Y aún cuando los humanos no tiene que preocuparse de ser atacados por mantarrayas, deben ser muy cuidadosos cuando entran en contacto con una de ellas.
Son animales que han adaptado su vida a los fondos de arena cercanos a la costa. Suelen permanecer enterradas en esos fondos, para esconderse de los ataques de los predadores. Pero así y todo quedan muy expuestas. Es por eso que éste "ingenioso" animal - ¡la famosa mantarraya!- ha diseñado un método de defensa, el cual consiste en un aguijón venenoso ubicado en el primer tercio de la cola.
Sólo dos familias de rayas poseen este aguijón, el cual tiene una punta sumamente filosa y tiene los lados aserrados, y se ha llegado a definir como "un estilete colocado sobre un látigo".
El aguijón es reemplazado por otro cada cierto tiempo y eso explica porqué algunas rayas presentan dos o tres aguijones. El veneno es producido por un tejido glandular situado en dos surcos paralelos ubicados detrás del aguijón que suele ser proporcional al tamaño de la raya.
En la raya australiana, que llega a medir dos metros de punta a punta de las aletas y a pesar 340 kilogramos, el aguijón alcanza 30 cm. de longitud. Aún cuando los humanos no tiene que preocuparse de ser atacados por mantarrayas, deben ser muy cuidadosos cuando entran en contacto con una.
Fue una de ellas la que atacó al famoso conductor de Animal Planet, el ambientalista australiano Steve Irwin, estrella de la televisión ecológica internacional. Irwin falleció a los 44 años, producto de un colapso luego de ser picado en el pecho por el animal. Esto sucedió mientras realizaba una expedición de buceo en Batt Reef, cerca de la isla Low, a unos 2.100 kilómetros al norte de Brisbane, capital del estado Queensland, al oeste de Australia.
Steve, quien siempre se exponía acercándose a los animales, esta vez se puso encima de la raya venenosa, y la púa de ésta le atravesó el pecho y le hizo un agujero en el corazón. Un helicóptero con rescatistas acudió hasta el lugar cuando el equipo del ambientalista activó la alarma, pero al llegar Irwin ya estaba muerto.
En esa zona, donde él vivía, Irwin fundó un zoológico. También había creado una fundación para la preservación de la fauna salvaje, Wildlife Warriors Worldwide, y patrocinado un hospital para animales silvestres.
Irwin se dio a conocer internacionalmente como Crocodile Hunter ("El Cazador de cocodrilos"), el título de su serie de documentales transmitidos por el canal Animal Planet, entre otros. También para esa estación conducíaVeterinarios a la vanguardia y Croc Files.
Su excentricidad y osadía frente a los animales puso a Irwin dos veces en el medio de escándalos: en enero del 2004, fue criticado por acercar a su bebé de un mes de nacido a un cocodrilo. Y en junio de aquel año salió invicto de un tribunal que lo acusó de haber alterado la vida animal al jugar con ballenas y pingüinos durante la filmación de un documental en la Antártica.
Así son las mantarrayas...
La mantarraya o Manta birostris es de la misma familia de los tiburones. Pueden llegar a medir ¡8,4 metros! y pesar alrededor de ¡1.400 kilos!. Aún en muchos aspectos es una total desconocida para el hombre... de hecho es muy probable que las rayas de mar sean las criaturas más misteriosas del océano.
Las mantarrayas adultas poseen grandes aletas pectorales de forma triangular y aletas cefálicas proyectadas. Tienen piel suave, una boca ancha rectangular ubicada en el frente de la cabeza, y una cola sin espinas. Nadan batiendo sus grandes aletas pectorales.
Habitan en mares de aguas templadas a lo largo y ancho del mundo. Viven en las aguas litorales cerca de la costa y también en mar abierto, donde se alimentan de plancton, peces pequeños y calamares. Generalmente, y al igual que los tiburones, tienen rémoras pegadas a la parte inferior, que buscan las sobras que quedan de su alimentación.
En zonas como las costas de Filipinas, California y el Golfo de México su población se vio diezmada en los años noventa por el descontrol en la caza con arpón. Actualmente se desconoce su población y, por ende, si está o no en peligro de extinción. Se considera una especie vulnerable en las zonas anteriormente mencionadas.
Muy pocos acuarios cuentan con tanques lo bastante grandes y con las capacidades de filtrado necesarias como para albergar mantarrayas. No obstante, ha habido muchos intentos de mantenerlas en cautividad, pero su rechazo a ser alimentadas provoca que mueran a las pocas horas o días de ser metidas en los tanques.
El intento más exitoso hasta la fecha ha sido en Okinawa (Japón) dónde consiguieron mantenerlas durante 36 días. A pesar de los fracasos cosechados hasta la fecha, los grandes acuarios siguen tratando de perfeccionar las técnicas de captura, transporte y mantenimiento de mantarrayas con el objetivo de poder exponerlas en cautividad.
Al igual que los tiburones o delfines, realizan saltos fuera del agua. Se han observado entre ellas tres tipos de saltos: salto hacia adelante, cayendo de cabeza; salto hacia adelante cayendo con la cola, y voltereta.
Estos saltos son utilizados para huir de sus predadores, para quitarse ellas mismas los parásitos y para comunicarse con otras rayas (el ruido provocado al chocar contra la superficie del agua se puede oír y ver desde varios kilómetros de distancia).
Los machos lo hacen también como parte del cortejo, para demostrar su fortaleza, aunque quizás se trate simplemente de una forma de juego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario